Agradezco con toda el Alma al protagonista de esta historia que me permitió poder vivir y descubrir, algo más que aquello que creemos que es nuestra realidad.
Por respeto a esta persona y a su familia no voy a dar su verdadero nombre.
Parece que fue ayer cuando sucedió.
Esta experiencia me abrió la puerta a un mundo que desconocía y gracias a ella descubrí que la vida y la muerte siempre van juntas, que nuestra ignorancia no nos permite ver mas de lo que nuestra limitada existencia nos muestra.
Así es como pensaba en esos momentos negándome a mí misma lo que estaba sucediendo. Todo porque no entendemos ni conocemos la totalidad de lo que forma parte de uno mismo.
Sobre todo con una de las situaciones que más nos asusta la Muerte.
Cuantas veces nos hemos preguntado ¿hay algo más después de la muerte? En aquellos momentos en mi propia ignorancia pensaba que no.
Ahora y después de tanto tiempo, gracias a esa vivencia y a muchas otras que he vivido puedo asegurar que Si
Como todos sabéis el Centro Anacerh realiza cursos dentro de la Medicina Natural y sucedió en uno de ellos, en el de Masaje Terapéutico.
Fue a finales del invierno cuando me anunciaron la terrible noticia: la muerte de uno de mis queridos alumnos, Julio, un joven con muchas ganas de aprender y de una calidad humana que se hacia querer con solo su presencia.
Todos los que lo conocíamos nos quedamos sin palabras, era algo muy difícil de asimilar y no encontrábamos una explicación que pudiera tranquilizar esta profunda tristeza.
En esa misma semana pasados tres días después de su muerte, me comentó una alumna de otro curso, que no había tenido mucha relación con Julio, que quería hablarme de algo que le había pasado la noche anterior.
Me empezó a explicar que el Alma de Julio se puso en contacto con ella y le dijo que le diera un mensaje a su mujer.
Ese mensaje era que por favor no se deshiciera del cinturón negro, «que se lo guardara para su hijo”. Cuando escuché el mensaje no quise hacerle caso y menos llamar a su mujer. Con todo lo que debía de estar pasando y con dos niños de corta edad y una familia sumida en el dolor.
Yo era la única que conocía a su mujer porque la había tenido como alumna en el curso de Reflexología el año anterior. Recuerdo de ella que era muy diferente a su marido; una persona racional, con pies en la tierra que nunca creía en estas cosas, muy al contrario de Julio, una persona con una sensibilidad especial que le hacía estar abierto a temas espirituales.
La verdad es que yo ni creía ni dejaba de creer pero como no eran temas que en esos momentos me interesaran y además tal y como he comentado antes, la situación ya era demasiado dura para ir con «supuestos mensajes», me negué a llamarla.
Posteriormente la alumna me comentó que ya había vivido otras experiencias similares aunque no comprendía los motivos y que desde ese momento se interesó por estos temas para poder así intentar ayudar a estas Almas, que por la razón que fuera se se acercaban a ella para comunicarse y pedirle ayuda.
Recuerdo que desde ese día algo pasaba, algo inexplicable. Cada vez que entraba por la puerta del Centro sentía una intranquilidad dentro mí, que no desaparecía hasta que me marchaba y así varios días . Por supuesto luego lo entendí.
La semana siguiente vino la profesora de quiromasaje de Julio y también quiso hablar conmigo. Me explicó que estaba pasando algo muy raro en la clase. Me contó que el día anterior estaba dictando el temario a los alumnos del turno de noche y que al terminar todos los alumnos habían escrito abrir esa puerta.
Ella negaba que pudiera haber dicho esas palabras así que no quiso dar importancia y se calló pero que lo que le había sucedido por la mañana en clase no podía dejarlo pasar y que debía saberlo porque algo estaba pasando en el Centro.
Me entrego una carta de una alumna de ese turno y que no conocía de nada a Julio. Le comento, que ella siempre pasaba en limpio todo lo que la profesora dictaba y su sorpresa fue que cuando termino de escribir se encontró con esta carta firmada por Julio y escrita en castellano, cuando ella siempre lo hacia en catalán.
Cuando leí la carta y supe el contenido, sin duda sabía que era de él.
Julio hablaba y escribía en castellano. Pero lo más fuerte es lo que en ella quería decir a su mujer.
Su contenido no voy a relatarlo, pero sí os puedo decir que en esas palabras había mucho Amor.
Por supuesto no dudé ni un segundo en llamar a su esposa. Se puso al teléfono el padre de ella y me dijo que no estaba, pero que cuando viniera le diría que había llamado. Pasados unos 15 minutos recibí su llamada.
Le comenté que había recibido la primera semana un mensaje de una alumna sobre algo que Julio le quería decir a ella a lo que yo me negué, pero ahora ya no podía hacerlo.
Le di la información del mensaje primero sobre el cinturón negro, que pensábamos que debía de ser un cinturón de karate a lo que ella me contestó que él no hacía karate, pero sí que había un cinturón negro que justamente llevaba el día del accidente y que para él tenía mucho significado, porque llevaba en la hebilla un Águila. (Simbolizado como el ave solar por excelencia, nos proporciona discernimiento y valentía acercándonos a la Unidad de todas las cosas, capacidad para transcender lo mundano y volar hacia el Gran Espíritu).
A continuación le hablé sobre la carta. Ella llorando me dijo: ¿Loli esto puede ser verdad? Le respondí que al principio no quería creerlo, pero que al entregarme la profesora de Julio la carta firmada, tenía que ser ella la que me lo dijera. Quedamos para la semana siguiente.
Así lo hizo, acompañada por un familiar. Le hablé también de la experiencia que vivieron en la clase de masaje relacionado con lo de abrir esa puerta.
Me dijo que a ella también le estaba pasando algo relacionado con la puerta de la habitación en que Julio tenía todas sus cosas personales.
Tanto ella como la persona que le acompañaba, me aseguraron que por las noches ellas cerraban la puerta y que a la mañana siguiente estaba abierta y así día tras día.
Con lágrimas en los ojos me dijo que cada noche le culpaba por haberse ido y haberla dejado sola con dos hijos pequeños.
Cuando se puso a leer la carta algo en su rostro iba cambiando y al terminar con la cabeza afirmó que todo lo que ahí se decía era verdad y que necesitaba leer estas palabras para comprender y así llevar mejor su dolor.
Prefiero dejarlo aquí pues quizás tengáis que reflexionar sobre lo que aquí estáis leyendo.
En el siguiente escrito continuaré con lo que luego sucedió después: algo tan emocionante como lo que hasta ahora he dicho y que quedó plasmado en esas bonitas palabras escritas en la carta a su muy amada esposa.
En ellas le quiso transmitir todo el Amor que habían disfrutado juntos y unos recuerdos que nadie les podría arrebatar, pues en sus Corazones y en sus Almas quedarían para siempre grabados.