Dicen que esta noche es mágica, donde los sueños nos transportan a otro mundo, muy diferente al que ahora conocemos. Una noche llena de misterios y oportunidades envueltas en juegos, donde grandes y pequeños intentan olvidarse de todo aquello que ya no les sirve para el nuevo comienzo.

Así lo recuerdo yo hace dos años, donde por primera vez, una hoguera me despertó algo más que una costumbre, celebración o fiesta, sin ser consciente de ello.

A veces la vida y las circunstancias nos llevan a despertar viejos recuerdos dormidos en un rincón de nuestra alma, un lugar donde nuestra mente no le está permitido entrar, una puerta a otra dimensión que no se puede entender con nuestros limitados sentidos racionales.

Celebrar el solsticio es reconectarnos con esta antigua sabiduría, con las culturas, leyendas, memoria de la tierra que nos precedieron, recordándonos un año más, esa chispa de Luz que todos somos, la esencia de vida que nuestro Microcosmo nos refleja del Macrocosmo. Una noche donde la oscuridad no se alumbre por el fuego de esa hoguera, sino por esa Luz de nuestro interior que nos guía todos los momentos de nuestra vida.

Según las Sagradas escrituras, Zacarías, recibió en sueños un mensaje del Arcángel Gabriel, donde le anunciaba el nacimiento de un hijo. Zacarías no creyó este mensaje, pues su mujer era estéril. Por falta de fe, Zacarías quedó mudo y recobro la voz en el momento en que su hijo Juan Bautista nació. En agradecimiento Zacarías encendió una gran hoguera, como ritual de purificación, donde saltó por encima de las llamas, alabando en canticos al Señor y anunciando el nacimiento de su hijo. Juan Bautista fue percusor de Jesús y le realizo el Bautismo, desde entonces esta fiesta tiene un simbolismo de Fe.

A lo largo del gran viaje de nuestra Alma, hemos franqueado numerosas puertas, pasos que nos transformaron y de lo que llevamos huellas. Hoy es un día especial para abrir esa verdadera Puerta que nos adentre a este mundo interior donde se encuentran esas verdaderas Raíces ocultas por la ignorancia y el olvido, pero de nuevo la vida nos invita a tener la oportunidad donde tarde o temprano podamos descubrirlo.

Volviendo a mis recuerdos, quiero compartir con vosotros mi gran experiencia, donde una hoguera quemaba unos viejos muebles, sobre todo una silla que ya nadie usaría.

Esa misma noche a través de un sueño, me dan la oportunidad de descubrir mi verdadera historia, donde los niños son parte de ella,  y sobre todo aquella vieja silla que simboliza todo aquello que todos tarde o temprano debemos de quemar y transformar, dejando atrás recuerdos que ya han salido de nuestra vieja película.

Noche de San Juan una noche para abrirnos a ese Mundo de posibilidades que solo nuestra Alma conoce, donde nos permita dar ese paso decisivo para el verdadero cambio, donde las preguntas fundamentales no sean palabras sino vivencias.

 

«UNA PUERTA PARA ABRIR, UNA LLAVE PARA GIRAR Y UNA MANO QUE LA GUIE»