“Mirada de cerca, la vida es una tragedia, pero vista de lejos, parece una comedia”
¿Quién pretende engañarse? La vida no es tal y como nos gustaría que fuese. La vida es un transcurso de hechos que se van sucediendo y nos van marcando de una manera o de otra, para bien o para mal.
¿Y luego qué?
¿Alguien lo sabe?
Alguien está pretendiendo demostrar que puede incidir en esta vida de manera positiva y para bien de los otros.
¿Quién dirige a quién? ¿Aquél que opina o aquél que actúa? ¿Aquél que se queja de la intención de los otros sobre su vida o aquél que se mueve por sentimientos y al final queda siempre relegado a un papel secundario que no figura en ninguna escena?
Todos son fantásticos actores de una película que no tiene final porque es la vida misma. Y ni siquiera la muerte puede acabar con ella.
Porque el pensamiento siempre está por encima de todo. Siempre habrá un sentimiento, una idea,… algo que te haga recordar.
Y luego hay gente que piensa que es especial y que todo cuanto les rodea está dotado de esa mágica especialidad, de un halo que les hace diferentes a todos aquellos con los que entran en contacto. Quizás lo único que tienen de diferente es su deseo de serlo. Su afán por ser alguien más.
Aunque en el fondo tan sólo son pobres figurantes que no se conforman con el papel que les ha tocado y serían capaces de transformar sus propias vidas a fin de que todos permanecieran atentos a cuanto hacen y dicen; a cuanto creen que son.
¡Qué gran papel puede desempeñar la mente en la vida de las personas! Son lo que creen que son aunque tan sólo lo sean para ellos y durante un tiempo puedan tener a otros engañados. Al final la verdad impera y las máscaras acaban cayendo al final de todo espectáculo, mientras que los aplausos son enfocados a aquél que mejor ha representado el papel.
No importa si ha hecho de bueno o ha hecho de malo. Si ha matado, robado o violado. O si quizás ha sido la víctima de los ataques de todos.las-mascaras
Lo principal en la vida de todos es realizar tu papel porque sabes con seguridad que al final te espera el gran aplauso, la gran ovación. El reconocimiento de todos por el papel que has hecho, por haber logrado convencer a todos de que durante un segundo, un minuto, un día, un año o tal vez una vida tú eras el que manejaba tu vida.
¿Crees acaso que eso te lo vas a poder llevar después a una especie de paraíso creado para ti por tan maravillosa actuación?
Desengáñate, porque tan solo el polvo tendrá el privilegio de cubrir tus restos y hacer de ellos lo que realmente son: Polvo que del polvo nace y al polvo vuelve. Y nada más. Porque a este mundo hemos bajado con un guion recogido de entre el polvo y los bártulos que Alguien mucho más inteligente que nosotros y con mucho más agallas se dejó olvidados un día que bajo para comprobar si existía alguien más que él.
Tú te has creído la comedia y has pensado que podías superarle, que podías ser un dios. Pero la realidad te ha hecho ver que sólo Dios dará el aplauso final. Y los que hayas recibido aquí no te van a servir para entrar en su Reino. Porque allí poco importa la representación. Allí importa algo que vale mucho más y de lo que tú, seguro, no eres consciente porque si lo fueras verías que todo cuanto estás haciendo sólo sirve para enriquecer a tu mente y a tu ego. Pero jamás enriquecerás a tu espíritu. Porque él no se deja engañar con pequeños papeles de querer ser mejor. Porque él ya sabe de sobras qué es y nadie se lo tiene que demostrar.
Puedes seguir actuando o puedes dejar de hacerlo.
Simplemente has de saber que actuar no te va a llevar más lejos de los halagos que puedas recibir aquí, de otros que son como tú.
Mientras que si decides dejar la escena y desenmascararte, podrás descubrir verdaderamente, que tu mayor escenario se encuentra ante ti. Porque habrás empezado a ser tú mismo. A ser parte del Creador
Tú decides: puedes ser tú o puedes ser tu mente. La elección es fácil y sólo a ti corresponde.
Yo puedo decirte simplemente que Yo Soy el que Soy y no necesito más.